jueves, 5 de junio de 2008

El ritmo continúa...

¿Cuál era la misión de los hermanos Jake y Elwood?

Los Blues Brothers tenían una misión, pero no era una misión cualquiera. Era una misión divina: Recuperar en los años 80 un género que parecía abandonado.



En la vida hay cosas que encajan y funcionan; como el jamón y el queso o la tuerca y el tornillo o Epi y Blas. Algo parecido sucedía con los actores John Belushi y Dan Aykroyd, formaban una pareja estupenda y lo demostraban. De ahí que surgieran sus criaturas: los hermanos Joliet Jake y Elwood Blues, los Blues Brothers.

El nacimiento de estos dos músicos que huyen de la ley sólo podía tener lugar en un club clandestino, el Club 505 de Dan Aykroyd, donde estaba escuchando un disco de la Downchild Blues Band. Cuando John Belushi se interesó por la música que estaba sonando se encendió la chispa que daría lugar a los hermanos vestidos de negro. Aykroyd le puso al día sobre blues y Belushi hizo lo mismo, pero con heavy metal.

Estos personajes se hicieron populares en el programa de televisión Saturday Night Live. En este mismo programa tiene lugar un antecedente de lo que sería los Blues Brothers: Una actuación de John Belushi y Dan Aykroyd disfrazados de abejas cantando «I’ a King Bee» (por cierto, fijaos en la pinta de Aykroyd, ¿esto recuerda a algo, eh?).



Los trajes de abeja se fueron zumbando cuando los cómicos decidieron cuál sería la imagen que definiría a los hermanos Blues. Las gafas de sol y el sombrero están copiados de una portada de un álbum de John Lee Hooker y el traje se inspira en el cómico Lenny Bruce. Al compositor Howard Shore, que por entonces era el director musical del Saturday Night Live, se le ocurrió el nombre y bautizó a los personajes.

Los números musicales de los Blues Brothers servían de actuación preliminar al programa de humor, pero sus interpretaciones tuvieron tanto éxito que decidieron incluirlas en el espectáculo. Pero el éxito de sus actuaciones no sólo se debía al talento de Belushi y Aykroyd, también estaban respaldados por una magnífica banda, la Blues Brothers Band. El origen del grupo está en los músicos del Saturday Night Live: Paul Shaffer (teclados), Tom “Bones” Malone (trombón), Alan Rubin (trompeta) y “Blue” Lou Marini (saxofón). A éstos se sumaron músicos de blues y soul profesionales como Steve “The Colonel” Cropper y Donald “Duck” Dunn (guitarra y bajo de Brooker T & the M.G.’s) y Matt “Guitar” Murphy (guitarra que había tocado con Howlin’ Wolf, Etta James o Chuck Berry, entre otros).






De esta manera se formó una fantástica combinación de ritmos de Memphis, trompetas de Nueva York, la armónica de Dan Aykroyd y el desparpajo de John Belushi. Aunque esto sólo sería la punta del iceberg; el éxito de los Blues Brothers comenzó a ascender después de actuar como teloneros de Steve Martin en el Universal Amphitheatre y del lanzamiento de su primer álbum que recogía la grabación del concierto. Briefcase Full of Blues fue un disco de soul, blues y rhythm and blues extraño para el año 1978 dominado por la música disco, el punk y la nueva ola.

Después de conquistar la pequeña pantalla y las listas de discos, los hermanos Jake y Elwood dieron su salto a la gran pantalla con la película The Blues Brothers (Granujas a todo ritmo), una divertida comedia musical dirigida por John Landis en 1980, que mezclaba épicas persecuciones y choques de coches en la ciudad de Chicago con actuaciones de estrellas de la música negra como James Brown, Cab Calloway, Ray Charles, Aretha Franklin y John Lee Hooker, lo que supuso la recuperación de las carreras de estos artistas y que la música blues resurgiera. La propia Aretha Franklin agradeció su participación en el largometraje: «Amplió mi público y desde luego me dio a conocer ante personas que no sabían quién era.» En ese mismo año publican, junto a la banda sonora de la película, el álbum Made in America. Que sigue con la misma idea de siempre, hacer versiones de grandes temas clásicos.

La parte oscura de los Blues Brothers se encuentra en 1982, con la prematura muerte de John Belushi a los 33 años como consecuencia de una sobredosis de speedball (que consiste en una inyección de heroína y cocaína) cuando se encontraba en la cúspide de su carrera. Esta muerte pudo ensuciar los nombres de los actores Robin Williams y Robert De Niro, quienes habían estado con Belushi esa misma noche; pero fue la groupie Cathy Smith quien reconoció administrarle la dosis y fue arrestada por asesinato en primer grado. Existen dos biografías sobre John Belushi: The Short Life and Fast Times of John Belushi (Como una moto: La vida galopante de John Belushi) publicado en 1984 por Bob Woodward (uno de los periodistas que destaparon el escándalo del Watergate) y Belushi: A biography, publicada en 1990 por la mujer, Judy Belushi-Pisano.

Dan Aykroyd contó con Jim Belushi para sustituir a su hermano en sus actuaciones en directo y con John Goodman en la fallida Blues Brothers 2000 (El ritmo continúa), también dirigida por John Landis en 1998, donde participaron músicos de la talla de Eric Clapton, Eddie Floyd, Isaac Hayes, B.B. King, Wilson Picket Taj Mahal o Steve Winwood, y que pretendía ser un homenaje para el insustituible John Belushi.

A pesar de que la vida de los Blues Brothers originales fue corta, se puede considera intensa. Y consiguieron una misión que, sin ser divina, debemos de agradecerles: revitalizar grandes clásicos que permanecían olvidados. Como botón de muestra, aquí os dejo una pequeña selección de clásicos con sus respectivas versiones:

















Seguro que si conoces muchas de estas canciones es gracias a estos granujas a todo ritmo.

Nos veremos en El Lado Oscuro del Rock...

lunes, 12 de mayo de 2008

A nadie le amarga un dulce

¿Qué golosina escondía Marianne Faithfull entre las piernas?


Quizá la pregunta adecuada sea “¿Escondía Marianne Faithfull una golosina entre las piernas?”. Golosina en el sentido más literal de la palabra; ahorraos el chiste fácil.

Durante la noche del 12 de febrero de 1967, ha llovido desde entonces, Keith Richards celebraba una fiesta en su casa de campo en Redlands junto a Mick Jagger, Marianne Faithfull, George Harrison, Pattie Boyd y otras seis personas más. Harrison y Boyd abandonaron la fiesta y por los pelos no se vieron relacionados con la redada que la policía realizó unos minutos después. El inspector jefe Gordon Dinley era la persona que menos esperaba recibir Richards en su casa, pero el inspector no vino solo y llevo consigo a sus agentes para realizar un registro en busca de drogas.

El topo que dio el chivatazo fue uno de los invitados a la fiesta, ya que desapareció del país y no se supo más de él. Este chivato fue introducido por el tabloide News Of The World. No era la primera vez que los Rolling Stones habían tenido problemas con esta publicación; Mick Jagger ya había acusado al tabloide por difamación; así que esta redada era una pequeña venganza contra Sus Satánicas Majestades.

Pero si el registro no fue suficiente, surgió un rumor paralelo. Cuando la policía entró en la casa del guitarrista se encontraron a Mick Jagger con la cabeza entre las piernas de Marianne Faihfull comiendo una chocolatina Mars (y no de otra marca) que le había introducido en la vagina. La cantante recuerda este hecho en su autobiografía: «Lo de la chocolatina fue una buena historia para demonizarnos. Perfecta. Era tan exagerado, con un retorcimiento tan malicioso de los hechos… ¡Mick Jagger comiendo una chocolatina de mi vagina! Era demasiado barato como para que a cualquiera de nosotros se le hubiera pasado por la cabeza. Es la fantasía de un viejo verde, la idea de un policía sobre lo que hace la gente drogada».

La idea de la orgía repleta de drogas donde un grupo de hombres se lo montan con una chica y la historia acaba con un cunnilungus, con barrita de chocolate incluida, está lejos de lo que en realidad sucedió en la casa de Keith. Richards, Jagger y los invitados estaban sentados en el suelo, unos escuchaban a los Who y a Bob Dylan; otros veían la televisión. En ese momento, Marianne Faithfull salía de la ducha; sólo estaba cubierta por cubierta por una alfombra persa y por lo que se intuía su desnudez. Pero de eso a la historia de la barrita de chocolate hay un trecho.

¿Dónde encaja el dulce en toda esta historia? La policía encontró en la casa una gran cantidad de chocolatinas y golosinas, de ahí que se siguiera una relación tan ilógica. Una cosa es salir desnuda de la ducha en una casa que tiene chucherías; y otra bien distinta es que esas chucherías se conviertan en un juguete sexual por estar desnuda.

Pero las chocolatinas no fueron lo único que los agentes encontraron en el registro. La policía también halló cuatro cápsulas de anfetaminas, una papelina de heroína y restos de hachís en una pipa y los dos Stones fueron condenados por posesión y consumo de drogas. Mick Jagger fue condenado a tres meses de cárcel y Keith Richards, a un año de prisión. Sin embargo, a los pocos días fueron puestos en libertad con una fianza de 5.000 libras ya que las cantidades de droga eran insignificantes y además no tenía antecedentes penales. No sería su primer contacto con los barrotes.

Como muestra de agradecimiento por el apoyo de sus fans durante la estancia en prisión, los Rolling Stones editaron un single con «We Love You» y «Dandelion» donde contaron con la participación de los Beatles.


Dos Stones acabaron con sus huesos en la cárcel. Aunque la palma se la llevó Marianne Faithfull, la angelical chiquilla que abandonó sus estudios en un convento, que conoció al manager de los Rolling, Andrew Oldham, que debutó en el mundo de la música en 1964 con una de las primeras letras firmadas por Jagger y Richards, «As Tears Go By». La cantante escuchó el rumor de la barrita de chocolate por primera vez en una visita que realizó a Mick a la cárcel. Nunca ha dado crédito a esta leyenda urbana: «Lo de la chocolatina era un detalle que, de tan puro disparate, he hecho que la historia se creyera siempre». Cualquier rumor es bueno para poner a la gente en un apuro.

¿Habrá comido Marianne Faithfull alguna chocolatina de esa marca desde entonces?

Nos veremos en el Lado Oscuro del Rock…

martes, 6 de mayo de 2008

Polvo en el aire acondicionado

¿Dónde descansan las cenizas de Sid Vicious?

Primero, una bonita historia de amor.

La historia de amor entre Sid Vicious y Nancy Spungen merece un capítulo aparte en la historia del rock en general y del punk en particular. Y eso que ni siquiera duró un año; la relación sólo fueron once meses, ¡pero qué once meses!

Se conocieron en noviembre de 1977. Por entonces, Sid era ya era el polémico bajista de los no menos polémicos Sex Pistols (había sustituido en la banda a Glen Matlock, que echaron del grupo porque le gustaban demasiado los Beatles). En su historial se recuerdan “divertidas” anécdotas; como el día en que Vicious golpeó en la cabeza con el bajo a un espectador de la primera fila que había sacado una navaja. Eso entre otras más desagradables lindezas.

Ella provenía de una buena familia de Estados Unidos. Nancy era una groupie (persona que dedica su vida a perseguir a estrellas del rock para formar parte de su círculo, la mayoría de las veces con intereses sexuales), también ejerció la prostitución y entre sus aficiones estaba la droga (aunque Sid ya estaba familiarizado con los estupefacientes, ella pudo inducirle al consumo de heroína). Sid y Nancy estaban hechos el uno para el otro. El bajista se enganchó tanto de su compañera como de la heroína.

Si los Beatles tuvieron a Yoko Ono como una de las posibles razones de su disolución, Nancy Spungen fue la Yoko Ono particular de los Sex Pistols. Pero la banda no fue lo único que perdió Sid Vicious, la propia Nancy también desapareció rápidamente de la vida del bajista.

El 12 de octubre de 1978, el cadáver de Nancy amaneció en el baño de la habitación número 100 del hotel neoyorkino Chelsea. Spungen apareció apuñalada es está habitación, habitación que con el tiempo tuvo que ser demolida ya que se convirtió en un santuario de mitómanos. ¿Quién fue el principal sospechoso del crimen? Por supuesto, Sid Vicious, que se encontraba en el baño aturdido y semiinconsciente. El bajista alegó que ya estaba muerta cuando volvió al hotel para buscar un frasco de metadona para desengancharse de su adicción. Pero ese argumento no sirvió y Vicious fue encarcelado hasta que la compañía Virgin pagó la fianza. El misterio sobre la muerte de Nancy no quedó del todo resuelto.


El músico volvió a la calle, pero quería reencontrarse con su amor y diez días después de su puesta en libertad trató de suicidarse cortándose las venas; inmediatamente fue internado en un hospital psiquiátrico. El 2 de febrero, finalmente se salió con la suya; el incombustible Sid falleció a los 21 años como consecuencia de una sobredosis de heroína que su madre, Beverley, una hippie cuarentona, le había comprado. Junto al cadáver de Sid, se encontraba un poema dedicado a su querida Nancy. ¿Fue un suicidio? ¿Fue un accidente? El lema del punk, “No future”, se había cumplido. Vicious siguió la norma para convertirse en un mito como otros lo hicieron antes que él: “Vive rápido y muere joven”. De esta manera, Sid dejó otro bonito cadáver en el cementerio del rock.

La historia podría acabar aquí; pero no es así. El cadáver del controvertido Vicious no descansa exactamente en un cementerio. Su madre llamó por teléfono a la madre de Nancy para enterrar al bajista junto a su eterna compañera; sin embargo, ésta se negó. Entonces Beverley tomó su propia decisión, se dirigió hacia el cementerio de Philadelphia donde estaba enterrada Spungen, saltó la verja y dejó caer las cenizas sobre la tumba de Nancy para que así la pareja permaneciera junta durante toda la eternidad. Un acto muy romántico, ¿eh?


Una historia tan trágica como ésta no podría terminar con un final tan apasionado. Para el manager de los Sex Pistols, Malcom McLaren, el desenlace resulta completamente diferente: la madre (esta mujer era para darle de comer aparte) estaba tan borracha que dejó caer la urna donde estaban depositadas las cenizas de su hijo nada más y nada menos que en el aeropuerto; concretamente en la Terminal 1 del aeropuerto de Heathrow de Londres. De aquí surge la leyenda de que el fantasma de Sid Vicious se encuentra vagando por los conductos del aire acondicionado de este aeropuerto.

Así que si alguna vez tenéis que coger un avión en la Terminal 1 de Heathrow, guardad el polvo en un frasco y después viajad hasta la tumba de Spungen para que por fin los amantes se puedan reencontrar a su manera.



Hay amores que matan y hay amores que se los lleva el viento. Éste es de los dos.

Nos veremos en el Lado Oscuro del Rock…

sábado, 3 de mayo de 2008

Satán está comprando una escalera

¿Hacia dónde conduce la escalera de Led Zeppelin?, ¿qué significan los símbolos de su cuarto disco?, ¿quién es el Ermitaño?


Se podrían hacer infinitas cuestiones sobre el misterioso álbum número cuatro de Led Zeppelin. El primer interrogante es sencillo: ¿cómo se llama el disco? De ninguna manera, es un elepé sin título; comúnmente se le conoce por varias denominaciones como Led Zeppelin IV (ya que los anteriores se titulaban I, II y III), Los cuatro símbolos, Las runas o Zoso (las explicaciones de esto a su debido tiempo). La decisión era arriesgada pero, según Jimmy Page, era una forma de vengarse por los comentarios de Led Zeppelin III: «Acabamos hartos de las reacciones sobre el tercer álbum, de la gente diciendo que sólo éramos un montaje… Así que dijimos “¡Saquemos un álbum sin título!” De esa forma, a la gente o le gustaría o nada». En la cubierta del álbum no solo falta el título, también se omite el nombre de la banda, debido al convencimiento de Page de que los discos se deberían vender por sólo por la música que llevan dentro.


Y con esta portada sin título comienza otro misterio oculto del rock. En el adverso se observa una pared agrietada donde cuelga el retrato de un anciano. Este personaje está apoyado en un bastón y sostiene en su espalda un haz de leña. ¿Quién es este tipo? Para el guitarrista está claro: «El anciano llevando la madera está en armonía con la naturaleza. Toma de la naturaleza y devuelve a la tierra, es un círculo natural. Está bien. Su vieja casa es demolida y le llevan a vivir a un suburbio, un sitio horrible.» Esto se puede comprobar al desplegar la carpeta del disco, donde se ve que al fondo de la casa derruida se encuentra la ciudad. Un contraste entre lo viejo y lo nuevo.

Pero esto sigue sin responder quién es el anciano. Según la versión oficial del grupo, Robert Plant había comprado ese retrato en un mercadillo de Londres. Varios aficionados piensan que es Aleister Crowley (quien, por cierto, sale en el Sgt. Pepper's de los Beatles), filósofo, poeta y satanista, padre del ocultismo moderno y uno de los autores de cabecera de Page. En su casa maldita, cerca del lago Ness, los Led Zeppelin se corrieron alguna que otra juerga. Aunque la leyenda dice el viejo se parece a George Pickingill, un brujo oscuro del S. XIX y la Inglaterra victoriana y del que Aleister Crowley era seguidor. Además, en el fondo de la fotografía se puede ver un halo azulado que proviene del bosque; en el folclore celta, este halo azul está relacionado con las actividades druídicas.

A este curioso personaje de la leña también se le conoce como una elaboración del Ermitaño de la baraja del Tarot. De hecho, en el interior de la cubierta hay una ilustración basada en esta carta. Si todavía no ha quedado clara la posible relación entre Led Zeppelin y el diablo basta colocar la ilustración del Ermitaño junto a un espejo y observar como entre las rocas parecen estar dibujados dos seres: uno sería el Diablo, el que tiene dientes (¿o es una serpiente?), y otro sería un animal cornudo, posiblemente un carnero, una de las imágenes del Demonio. ¿Están ahí por casualidad? ¿O el ilustrador, Barrington Colby, dejó estas imágenes ocultas a propósito?

Si queréis interpretaciones, basta con que miréis los símbolos con los que firmaron los miembros del grupo. La idea de asignar un signo a cada uno sólo pudo ser idea de Page. Los fans desconcertados no sabían cuál correspondía a cada músico hasta que aparecieron de gira con sus correspondientes símbolos en las camisetas.


Los signos de John Bonham y de John Paul Jones están extraídos del libro de runas de Page, The Book of the Signs de Rudoph Koch. El del batería, Bonham, (los tres círculos unidos entre sí) es la trilogía fundamental: hombre-mujer-niño; es decir, padre-madre-hijo, la Trinidad Precristiana, y la cristiana, padre-hijo-espíritu santo. Aunque el símbolo le gustó a Bonzo por parecer el logo de la cerveza Ballantine del revés (el batería murió ahogado en su propio vómito tras un día de borrachera, aunque la bebida era un destornillador, vodka con naranja).

Por otra parte, el símbolo del bajista, John Paul Jones, (tres elipses unidas por un círculo) representa a una persona diestra, competente y segura de sí misma, ya que es un signo difícil de dibujar. Son características que que se pueden apreciar en el músico. Este símbolo también sirve para exorcizar los espíritus malignos. La leyenda dice que Page, Plant y Bonham firmaron un pacto con el Diablo y que al bajista le salvó este símbolo.

El de Robert Plant (una pluma encerrada en un círculo) es un diseño basado en un signo de la civilización Mu, algo así como la Atlántida, una legendaria civilización que se supone que existió hace 15.000 años en un continente perdido en el océano Pacífico. También se supone que es un símbolo de valentía. Una última suposición dice que la pluma es de la diosa egipcia Maat, protectora de la verdad, la justicia y la armonía.

Como no podía ser de otra manera, el símbolo de Jimmy Page (Zoso) es el diseño más enigmático. Plant asegura que Page le contó su significado una vez, pero que desde entonces se le ha olvidado. Diversas teorías apuntan a que partes de este signo están relacionadas con Zeus, Júpiter, Thor, Saturno, Escorpio, Cáncer y Capricornio. Aquí también Aleister Crowley tiene su protagonismo, el dibujo podría ser el “dragón rojo” un diseño de este hombre misterioso con función de ser un catalizador de energía sexual. Este Crowley y su satanismo está en todas partes.

Y para rematar las relaciones entre Led Zeppelin y el diablo basta con escuchar la más conocida canción del cuarto álbum, «Stairway to Heaven». Si ya de por sí la letra es extraña, basta con escucharla al revés para entender su auténtico significado. ¡Es un himno satánico! Esta es la conclusión a la que llegó un predicador baptista en 1982 cuando encontró estos mensajes subliminales. Ya lo dice la propia letra de la canción al derechas, “porque a veces las palabras tienen doble significado”; así que al escucharla al revés comienza la canción diciendo: “Pla-a-a-a-a-ay backward” (Escúchala hacia atrás). Y a partir de ahí comienza una recopilación de alabanzas a Satán. ¿Qué no os lo creéis? Aquí tenéis la prueba:



¿La canción dice eso en realidad? ¿O es lo que queremos oír? La explicación de esta letra y de las imágenes del diablo en las rocas del dibujo se debe a la “Pareidolia”, un fenómeno psicológico en el que percibimos erróneamente un estímulo aleatorio de forma reconocible. Lo mismo que sucede al ver animales en las formas de las nubes, la cara de Cristo en un jamón o la de Mickey Mouse en una mortadela.

Siempre quedará la duda, ¿la escalera hacia el cielo sube o baja?

Nos veremos en el Lado Oscuro del Rock...

jueves, 1 de mayo de 2008

Larga vida al Rey

Una de las eternas cuestiones del rock, ¿está vivo Elvis?



No es porque lo diga Andrés Calamaro, 50 millones de fans no pueden estar equivocados. El Rey del Rock’n’Roll no murió a los 42 el 16 de agosto de 1977; todo eso es lo que los medios de comunicación contaron. La verdad es muy distinta y las pruebas de la falsa muerte de Elvis Presley son evidentes.

Basta con mirar su tumba en Graceland donde figura el nombre de “Elvis Aaron Presley”; pues bien, según su partida de nacimiento y otros documentos, el segundo nombre del Rey no es “Aaron” sino “Aron”, el nombre de Elvis está mal escrito en su propia lápida, ¿por qué es así? Porque el verdadero Elvis no está allí. Además, el cantante quería ser enterrado junto a su madre y su tumba está entre su padre y su abuela, ¿por qué no se respetó este deseo?

Presley pesaba 250 libras (113 kilos) cuando falleció, sin embargo, en su certificado de defunción su peso era de 170 libras (77 kilos). Este certificado desapareció y sólo se conserva una copia del original. Además, hasta la fecha nadie ha cobrado su seguro de vida. En Estados Unidos no es ilegal fingir tu muerte, sin embargo, lo que no puedes hacer es fingirla para cobrar el seguro. ¿Acaso no quería cometer un delito?

Las personas que quisieron despedir al Rey en su funeral dijeron que el ataúd estaba demasiado frío. De ahí, dedujeron que lo que se encontraba dentro era un muñeco de cera que debía mantenerse con aire acondicionado. Incluso se comentó que las manos estaban tan lisas que parecían artificiales, que las cejas estaban arqueadas de manera antinatural y que se le desprendió una patilla. La presidenta de uno de sus clubes de fans se dio cuenta del cambio y exclamó: «Este no es Elvis». Entonces, Vernon Presley, el padre, respondió: «Elvis se encuentra observando su funeral desde el segundo piso de la mansión». Parece que Calamaro va a tener razón. ¡Uy, qué sospechoso!

Aunque lo que más hace sospechar fue lo sucedido dos horas después de que su muerte fuera anunciada. Un hombre llamado John Burrows compró un billete de avión para viajar a Buenos Aires; John Burrows fue el alias que empleaba Elvis Presley. Por si fuera poco, un día después de su muerte, una de sus ex novias recibió una rosa de parte de Lancelot; éste era el apodo que utilizaba con ella durante su relación y sólo lo conocían ellos dos. ¡Ay, qué pillín, este Elvis…!

Multitud de fans aseguran haberse cruzado con él en los lugares más inesperados del mundo según publicó la BBC: desde Estados Unidos (en una gasolinera en Montana, leyendo poesía en la Universidad Estatal de Pensilvania y de autostopista en Texas) hasta Europa (en un supermercado en Cambridge, en una pizzería en Southampton y en una oficina de Oslo), pasando por Australia, donde se le vio trabajando de camionero en Tasmania. A parte de la BBC, otra persona afirma haber visto al Rey del Rock en un restaurante del Rey de la Hamburguesa. Hasta puede que Presley sea tu vecino de enfrente y aún no te hayas dado cuenta.

¿Por qué fingió Elvis Presley su muerte? El Rey perdió 10 millones de dólares en un negocio inmobiliario con la organización La Fraternidad, un grupo relacionado con la Mafia. Se supone que Elvis ayudó al Gobierno a desmantelar al grupo a cambio de una nueva identidad a partir del programa de protección de testigos para así resguardar a su mujer y a su hija. También se rumorea que el 15 de agosto Presley había hecho un acuerdo con el presidente Nixon y la DEA (el Departamento Antidroga) para colaborar en una lucha contra estas sustancias. Al día siguiente, y dos horas antes de su “muerte”, un helicóptero de la DEA aterrizó en Graceland y rápidamente volvió a despegar. ¿Con Elvis Presley dentro?

Tras la “muerte” del artista, apareció en escena un cantante enmascarado, Jimmy Ellis, conocido como Orion (por cierto, murió en 1998) que ofrecía conciertos muy parecidos a los de Elvis. ¿Sería el auténtico Elvis Presley que, como cualquier superhéroe, pensaba que ocultando su rostro no se le reconocería? ¿O simplemente era uno de sus innumerables imitadores? La verdad, es que el parecido en la voz es evidente.



Todo el caso de la muerte de Elvis va mucho más allá. Otra teoría dice que la familia de un fanático apellidado Scott y enfermo de cáncer terminal recibió una importante cantidad de dinero a cambio de la suplantación de personalidad. Scott fue sometido a operaciones de cirugía estética y asumió la identidad de Elvis hasta que murió. De esta manera, el Rey podía continuar su vida de forma anónima. Un misterio digno de Iker Jiménez, ¿verdad? Hasta su programa le ha dedicado un espacio con una teoría todavía más rocambolesca; esta vez relacionada con Jesse Garon Presley, su hermano gemelo que murió al nacer.



En una última especulación, se supone que Elvis Presley falleció el 14 de mayo de 1993 por un coma diabético. ¿Al final qué pasa?, ¿está muerto?, ¿no está muerto?, ¿está de parranda? ¡Qué importa! El Rey del Rock’n’Roll es inmortal y vivirá eternamente gracias a su música.

Quizá en Memphis lo sepan todo, pero es gente muy discreta y no dicen nada. Será mejor así.

Nos veremos en el Lado Oscuro del Rock...

viernes, 18 de abril de 2008

Hasta siempre, Phantom

La E Street Band pierde a uno de sus miembros fundadores. Descansa en paz, Danny Federici.

«Danny y yo trabajamos juntos 40 años. Era el teclista más maravillosamente versátil y un músico nato. Le quería enormemente... Crecimos juntos».


Bruce Springsteen




Ésta fue la última actuación de Danny Federici. El público que el 20 de marzo acudió al concierto de Bruce Springsteen en Indianápolis no imaginaría que esta sería la despedida del Fantasma, tocando «4th of July, Asbury Park (Sandy)», su tema favorito. Federici se vio obligado a tomar una baja temporal al comienzo de la gira Magic Tour para continuar un tratamiento por un melanoma con el que llevaba peleando desde hace 3 años. En las últimas semanas reapareció en los escenarios. Desgraciadamente, no pudo vencer la batalla y el 17 de abril abandonó la calle E para visitar la larga avenida donde descansan Jim Morrison, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Elvis Presley, Roy Orbison o Freddie Mercury.

Federici era algo más que el teclista de la banda de Springsteen; forma parte de los orígenes de la banda. Han pasado casi cuatro décadas desde que Bruce y Danny se conocieran en 1969 a través de Vini Lopez, el primer baterista de la E Street Band. Por entonces, fue Federici quien le propuso a Springsteen la creación de un grupo en conjunto; de su unión nacieron Child, Steel Mill o Dr. Zoom and the Sonic Boom, todos estas bandas serían los embriones de la E Street Band. Federici, junto a Garry Tallet, Clarence Clemons y el propio Springsteen son los únicos miembros que participaron en la E Street desde el comienzo.



Aunque antes de conocer al Boss, Danny ya tenía experiencia en el mundo de la música, había participado en otro grupo, The Story Tellers. Siempre fue un aficionado al jazz y aparte del teclado sus otros instrumentos fetiche fueron el acordeón y el glockenspiel. Además, publicó discos en solitario como Flemington (1997), Danny Federici (2001), Miss You (2005) y Out of a Dream (2005).

Su apodo no era casual, Phantom Dan. Danny nunca salía en el centro de las fotos de la E Street, siempre aparecía en el margen, siempre en un segundo plano; pero el sonido del fantasma Federici fue uno de los pilares que definió el ritmo de la banda. Aunque lo de Phantom tiene también un divertido origen. Durante un altercado en un concierto de Middeltown (Nueva Jersey) para recaudar fondos para sacar de prisión a Vini López, Danny golpeó a uno de los agentes que había subido al escenario para que finalizaran la actuación que se estaba alargando más del tiempo del esperado. Entonces, Federici desapareció como un fantasma.


Ahora más que nunca, Danny es el fantasma de la E Street Band, el primer miembro de la banda que ha fallecido. La calle E se encuentra en silencio. Bruce llora la primera pérdida de uno de sus músicos; era más que un músico, era un compañero, un amigo, un colega, un hermano. Charles Giordano asume la dura tarea de sustituir a Phantom Dan. Pero la vida sigue y el espectáculo debe continuar. Aunque retrasaron un par de conciertos, el grupo ha vuelto a la carretera, a la carretera del Trueno, y Springsteen dedicó la actuación en Tampa (Florida) al gran Federici: «Esta es una noche especial y querríamos empezar con algo para Danny». Y el espectáculo comenzó con este emotivo vídeo homenajeando al Fantasma, que allá, donde quiera que esté, seguirá siendo uno de sus hermano de sangre.

Pero las estrellas siguen brillando luminosas
Como un misterio desvelado
Seguiré moviéndome a traves de la oscuridad
Contigo en mi corazón
Mi hermano de sangre



Nos veremos en el Lado Oscuro del Rock…

domingo, 13 de abril de 2008

¿Está Michael Jackson...? Que se ponga

¿Quieres hablar por teléfono con el Rey del Pop? Quizá no sea tan difícil como piensas...

¿Que cómo puedes charlar con Michael Jackson por teléfono? La respuesta se encuentra en el disco Thriller (1982).

De este disco se pueden decir infinidad de cosas. A pesar de haber cumplido 25 años desde su publicación sigue siendo el disco más vendido de la historia de la música, gran parte de este éxito se debió al tándem formado por Michael Jackson y Quincy Jones. Paul McCartney se peleaba con Jacko para conseguir a la chica en el tema «The Girl Is Mine», antes de pelearse con él para conseguir los derechos de las canciones de los Beatles; además, Vincent Price rapeaba y daba miedo en el tema que da título al álbum.

¿Y qué se puede decir del propio vídeo-clip de «Thriller»? El vídeo musical más caro (800.000 dólares) y más largo (casi catorce minutos) del momento y que revolucionó el mundo de los vídeos de este tipo. Un vídeo-clip que se acercaba más al cortometraje en el que el director John Landis autohomenajeaba su película Un hombre lobo americano en Londres (1981) presentando al primer licántropo que viste calcetines blancos. Y aunque Michael Jackson no sabía masticar palomitas de maíz con la boca cerrada, lo que hacía de maravilla era liderar al perfectamente coreografiado ballet de muertos vivientes.

Pero vayamos a lo realmente importante de este asunto. El inimitable (por muchos imitadores que le hayan salido, sigue siendo único) Rey del Pop dejó un mensaje escondido para sus fans en el álbum más vendido de la historia: nada más y nada menos que su número de teléfono. Las siete primeras cifras del código de barras del disco se correspondían con su número de teléfono privado. Simplemente bastaba con añadirle el prefijo correspondiente y Jacko contestaría al otro lado de la línea. O al menos eso era lo que pensaron sus seguidores que se dedicaron a llamar por si su ídolo esperaba impacientemente que sonara el teléfono.

La persona que más llamadas recibió fue quien tenía ese mismo número en Encino (California), el lugar donde se sitúa la mansión de Michael Jackson. Los que utilizaron el prefijo gratuito, contactaron con una mujer, Barbara Brown, en Youngstone (Ohio); quien recibió infinidad de llamadas diarias, sobre todo cuando Jackson ganó ocho premios Grammy. Lo mismo le sucedió a una peluquería en Bellevue (Washington), con una media de 50 llamadas al día y ninguna para cortarse el pelo. Michael seguía sin contestar.

¿Es cierto que Michael Jackson dejó su teléfono en el código de barras? ¿Se sentía tan solo que necesitaba que sus fans se pusieran en contacto con él? ¿Quería conseguir el cariño de los suyos por teléfono de la misma manera que E.T. el extraterrestre? Porque, quitando los teléfonos, la estrella del pop y el alienígena de Spielberg guardan un cierto parecido. Ambos son dos personajes extraños en un mundo en el que no acaban de encajar, donde (chistes fáciles aparte) necesita el calor de los niños (he dicho que evitéis los chiste fáciles); al fin y al cabo, Michael Jackson apenas tuvo infancia. Hasta el propio Jacko se compara con el curioso protagonista de su película favorita: «Su historia es, en gran medida, la historia de mi vida. Es un extraño en un lugar extraño y quiere que le acepten... Se encuentra más cómodo con los niños... Da amor y quiere recibir amor... y tiene el poder de dejarlo todo, evadirse y volar más allá de las cosas de este mundo». Incluso el propio cantante participó en el disco de la película narrando la historia de E.T. ¡Pobres diablos! ¡Uno queriendo llamar a casa por teléfono y otro queriendo que le llamen a casa!

Aunque toda esta historia de una estrella del pop que deja su número en su disco para que los seguidores contacten con él y así encontrar su lugar en el mundo suena muy tierna, tengo que decir que es falsa. Esta leyenda urbana surge de un rumor, probablemente emitido en la cadena de televisión MTV. Así que, amigos, todos vosotros que ya estabais marcado el número de teléfono del código de barras ya podéis dejarlo porque Michael Jackson no va a contestar.

Pero… ¿Y si Jacko no responde porque tiene el teléfono mal colgado?

Nos veremos en el Lado Oscuro del Rock…


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miércoles, 9 de abril de 2008

Y no te olvides de llevar tu rifle al colegio

¿Qué tienen en común Garfield y una asesina menor de edad?

Los que ya sabéis la respuesta os pido que estéis callados para los que no la sepan. Vayamos por partes.


Suena el despertador. Lo lanzas contra la pared. Otra vez hay que volverse a levantar. ¿Qué día es hoy? El fin de semana no ha sido lo bastante largo como para poder descansar. Vamos, desperézate. Levántate de una puñetera vez de la cama. Haz pis. Dúchate. Prepara el desayuno. Tómatelo. Mira el reloj. Vas a llegar tarde… Todos los días son iguales. Todos. Cada mañana es más dura. ¿Y qué decir si además se trata de un lunes? Los lunes deberíamos hacer cosas diferentes, para poder empezar la semana con buen pie.

Brenda Ann Spencer empezó la semana de forma distinta. Era la mañana del lunes 29 de enero de 1979. Por entonces, Spencer tenía dieciséis años. ¡Oh, dulces dieciséis! Esa misma mañana, la chiquilla, como cualquier otro niño, quiso probar el último regalo de Navidad que le había comprado su padre. En las pasadas fiestas, Brenda Ann Spencer encontró bajo su árbol de Navidad un regalo atípico para una niña de su edad; ella había pedido un radio-casete para escuchar a sus grupos favoritos, sin embargo, a los pies del árbol descansaba un rifle semiautomático del 22 (no me preguntéis si estaba envuelto para regalo). Su padre estaba muy orgulloso de ella, era tan buena como el oro, ¿qué mejor manera de demostrárselo que regalándole un rifle? ¡El sueño de toda niña de 16 años! Un regalo digno del recientemente fallecido Charlton Heston.

La niña se asomó por una de las ventanas de su casa que se situaba justo en frente de su colegio, la Escuela Elemental de Cleveland en San Diego (California). Entonces, Brenda Ann se ganó sus quince minutos de gloria liándose a tiros contra sus compañeros y profesores. El “angelito” disparaba a diestro y siniestro, al azar, sin importarle. Las consecuencias fueron desastrosas. Brenda Ann Spencer, a sus dieciséis años, hirió a ocho compañeros y a un oficial de la policía; por si fuera poco, también asesinó al director de la escuela, Burton Wragg, y al guarda, Mike Suchar mientras intentaban proteger a los críos.

¿Qué razones necesitaba para realizar esta masacre? Cuando la policía logró detenerla, en el interrogatorio le preguntaron por qué lo había hecho y ella respondió simplemente: «No me gustan los lunes». Aquí encontramos una razón suficiente para justificar su actuación; pero si esto no basta, la niña le echó más leña a al fuego: «He comenzado a disparar. Lo he hecho por diversión. Es una manera de animar el día. A nadie le gustan los lunes. Sólo lo hice para animarme el día. No tengo ninguna razón más, sólo fue por divertirme. Vi a los niños como patos que andaban por una charca y un rebaño de vacas rodeándolos, blancos fáciles».

Puede que a ti tampoco te gusten los lunes. Al gato Garfield tampoco le gustan y, que yo sepa, todavía no ha matado a nadie con un rifle (no sé si lo habrá hecho a base de carcajadas). Que no soportes el primer día de la semana no sirve de excusa para cargarte a tus compañeros de clase o del trabajo. Spencer se levantó con el pie contrario y en lugar de quejarse, como todo el mundo, fue declarada culpable de dos asesinatos y asalto con arma mortal y condenada a cumplir veinticinco años de prisión en una institución para mujeres en California. Hay días en los que es mejor no levantarse.

Tal vez muchos de vosotros os estéis preguntando en este mismo momento que qué tiene que ver esta historia de una niña que asesina a dos personas con el mundo de la música, ¿no? Os vuelvo a decir lo de antes, los que ya sabéis la respuesta os pido que estéis callados para los que no la sepan. Cuando Bob Geldof (perdón, Sir Bob Geldof) conoció esta noticia, quedó tan impresionado por este estremecedor suceso que escribió la letra de la canción «I Don’t Like Mondays». Un tema pegadizo que se convertiría en la canción más conocida de su grupo, los Boomtown Rats. «I Don’t Like Mondays» se incluyó en el tercer álbum del grupo, The Fine Art of Surfacing. El single se convirtió en Número Uno en las listas del Reino Unido; sin embargo en Estados Unidos, y especialmente en San Diego, se negaron a radiarla para no herir la sensibilidad del pueblo yanqui.

La vida resulta irónica. A sus dieciséis años, Brenda Ann Spencer quería una radio para escuchar sus canciones favoritas; nunca se podría haber imaginado que ella misma se convertiría en la protagonista de una canción. ¿Conocería la existencia de este tema en su prisión?, ¿la escuchó en algún momento entre rejas?

Levantaos con el pie correcto el próximo lunes.

Nos veremos en el Lado Oscuro del Rock…

lunes, 31 de marzo de 2008

Buena suerte y adiós, Little Steven (Parte II y última)

¿Por qué Steve Van Zandt abandonó la E Street Band? ¿Qué sucedió después?

Sé que estáis ansiosos por conocer el desenlace de la historia de Little Steven. Primero, unos minutos musicales de Little Steven & the Disciples of Soul:



Bien, amigos, no tenéis que esperar más. Además, aunque no os interese os lo voy a contar igual. La razón de su marcha de la banda nos la explica el propio Van Zandt:

«Un día me desperté y comprendí que era un ciudadano americano, pero que en realidad no sabía qué significaba serlo. Llevaba con el rock and roll mi vida entera y con Bruce y la E Street Band había llegado a ser tan famosos como quería ser. Entonces quería dejar todo aquello atrás para poder explorar la posibilidad de poner juntos el rock y la política y ver a dónde conducía eso».

Si el mensaje de Bruce Springsteen en Born in the U.S.A. sirvió tanto para los demócratas como para los republicanos, los álbumes de Little Steven no dieron lugar a ese tipo de dudas (Men Wihtout Women, 1982; Voice of America, 1984; Freedom - No Compromise, 1987); Van Zandt ofrecía, sin morderse la lengua, una dura crítica y oposición hacia Ronald Reagan y a otros políticos. Sí, sí, Ronald Reagan, el mismo presidente que pretendió adueñarse del tema «Born in the U.S.A.» para su discurso, considerándolo como un himno patriótico en lugar de la crítica que Bruce hizo a la guerra de Vietnam en particular y la situación del momento de los Estados Unidos en general.

Otro de los ataques de Little Steven fue contra Sun City, el lujoso complejo hotelero turístico con casino situado en Sudáfrica. Así que echó mano de la agenda para reunir a unos cuantos colegas y alzarse contra el racismo sudafricano. De esta manera nació Artists United Against Apertheid, un grupo de protesta formado por gente como su amigo Springsteen, el Big Man Clarence Clemons, Bob Dylan, Lou Reed, Bono, Pete Townshend, Keith Richards, Ron Wood, Bonnie Rait, Jackson Browne, Darryl Hannah, Joey Ramone, Bobby Womack Jimmi Cliff, Run DMC, Peter Gabriel, Africa Bambaataa, Ruben Blades, Hall & Oates y Ringo Starr e hijo (Zak Starkey), entre otros. Casi nada, ¿eh? ¡Quién tuviera la agenda del señor Van Zandt!

Este grupo de amiguetes lanzó al mercado en 1985 el álbum Sun City con el objetivo de recaudar fondos para una fundación que se ocupaba de repartirlos entre los presos políticos y las familias de Sudáfrica. Junto al disco, también se grabó el vídeo-clip correspondiente; la dirección corrió a cargo de Jonathan Demme (el director de El silencio de los corderos y Philadelphia). Este proyecto seguía la estela del Live Aid de Bob Geldof o del «We Are the World» de Michael Jackson y Lionel Richie (sin ser llegar a ser tan empalagoso como éste último).



En los últimos años, Van Zandt no sólo ha sido conocido como Miami Steve, Little Steven o el guitarrista de Springsteen; Silvio Dante ha sido su otra personalidad desde el primer capítulo de Los Soprano en 1999, a pesar de que el músico no tenía experiencia anterior como actor. Pero cuando el creador de esta serie de televisión, David Chase, le esuchó presentando a los Rascals en el Rock’n’roll Hall of Fame contando anécdotas de Nueva Jersey, los italoamericanos y la mafia, decidió hacerle una prueba. Steve Van Zandt cambió su bandana por el tupé y se enfundó la pistola en lugar de la guitarra para ejercer de consigliere y mano derecha se su otro jefe, Tony Soprano.

Su propia mujer, Maureen Van Zandt, también participó en la serie como la mujer de Silvio, Gabriella Dante. Y por seguir con referencias más o menos mafiosas, ¿sabéis quién fue su padrino en la boda? Bruce Springsteen. Debió de ser una gran boda si tenemos en cuenta que su padrino fue Bruce, el reverendo Little Richard se encargó de casarles y Percy Sledge cantó en la ceremonia «When a Man Loves a Woman». ¿En comentado algo antes sobre la agenda de Van Zandt, no? Pues eso.

Por si todo esto fuera poco, no sólo ha hecho sus pinitos en la televisión, en la radio también tiene un hueco con su programa Little Steven's Underground Garage. Un espacio que le sirve para promocionar y promover el rock de garaje que se puede escuchar a través de la radio por satélite Sirius Satellite Radio. En palabras de su conductor es un formato musical con «grupos que han inspirado a los Ramones, grupos inspirados por los Ramones y Los Ramones». Aunque seguro que los temas de su colega Bruce tienen un sitio privilegiado.

Así que el señor Springsteen le dedicó una canción, colaboró en sus proyectos humanitarios y fue el padrino de su boda. ¿Pero volvieron a tocar juntos en la E Street? Los que conocéis a la banda ya sabéis la respuesta. Van Zandt regresó al grupo con las reuniones de 1995 y 1999. Desde entonces sigue codo con codo con el Boss (les gusta la misma música, les gusta la misma ropa, les gustan las mismas bandas). ¿Y qué pasó con Nils Lofgren? El regreso de Steve no supuso la retirada de Nils y desde entonces, ambos guitarristas arropan a Springsteen en todas las giras de la E Street Band.

No importa que hubieran pasado 15 años sin tocar juntos en la E Street, los buenos amigos siempre vuelven. Ésos son los lazos que unen.
Nos veremos en el Lado Oscuro del Rock…